A
mí me gustaba mucho una chica, y por eso le pedí a un amigo mío que hiciese de
correveidile, porque era una persona que sabía mucho de embaucar y, como estaba
convencido de que aceptaría a cambio de dinero, fui a verle y le propuse todo esto.
Pero a él le pareció algo muy ímprobo, pues era una joven muy inteligente, y no
se dejaría encantar con facilidad. Por tanto, me negó sus servicios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario